En las Rías Baixas hay un pequeño paraíso que el bueno de Danny Boyle aparentemente no tuvo en cuenta cuando rodó The Beach. Para contemplar playas de arena blanca y aguas cristalinas no es necesario volar miles de kilómetros. Basta con subirse al ferry en Vigo y navegar hasta las islas Cíes.
Las Cíes son el orgullo de todos los gallegos. Declaradas parque natural en 1980, desde 2002 representan la joya de la corona del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Paisajes espectaculares y rutas de senderismo sin demasiada dificultad hacen de las Cíes un destino ideal para toda la familia.
Las Islas de los Dioses
Cuando hablamos de las Cíes, las islas de los dioses según los romanos, nos referimos a tres islas, número divino por excelencia. El pequeño archipiélago está situado en la boca de la ría de Vigo. Las tres islas son:
· Monteagudo: la isla del embarcadero está separada de Cabo Home, otro de los lugares mágicos de la costa sur de Galicia, por un estrecho canal
· O Faro: la isla do Faro es la que está en el medio
· San Martiño: así se llama la isla sur.
Las dos primeras están unidas por una larga lengua de arena con forma de búmeran: la playa de Rodas, elegida la mejor playa del mundo por The Guardian en 2007 y desde entonces una habitual en las secciones de viajes de los principales periódicos europeos. La playa de Rodas, con la laguna natural que está justo detrás de ella, se ha convertido en el emblema visual de Cíes, su rostro más difundido.
Sin embargo, como a continuación detallaremos, las islas Cíes no se reducen a Rodas. Representan también uno de los mejores observatorios de aves del sur de Galicia, tienen los mejores fondos marinos de las Rías Baixas para la práctica de buceo y cuentan con una zona de acampada tan increíble como para desear volver a tener 17 años cada vez que se recuerda. Pero hablando de Cíes, lo primero son las playas.
Los 9 fantásticos: 9 arenales para perder el sentido
Nueve playas como nueve soles hay en las islas. En muchos lugares de la costa gallega el Atlántico se disfraza de mar tropical, tanta es la luz y pureza que transmiten sus aguas. Pero en pocos sitios se llega al extremo de Cíes. Cierto: el agua está bastante más fría que en el Caribe. ¡No se puede tener todo!
De la kilométrica playa de Rodas poco más se puede decir. Está cerca del embarcadero, a mano izquierda. Después de recibir un empacho de elogios, no extraña que tanta gente quiera verla con sus propios ojos. Para evitar aglomeraciones, lo mejor es visitarla en junio o septiembre. O tal vez optar por otra playa de Cíes.
La de Figueiras, por ejemplo, también llamada la playa de los alemanes, es grande y bastante tranquila. Se llega desde el embarcadero a través del sendero que va hacia la derecha y en ella se practica el nudismo. Aunque ya se practicó, dicho sea de paso, mucho más de lo que hoy se estila.
Por ese mismo sendero que conduce al norte de la isla de Monteagudo se alcanzan dos arenales apartados para mayor gloria del solitario: las playas de Cantareira, la única que no tiene fina arena sino cantos rodados, y Margaridas.
En la isla del Faro hay dos playas que se encuentran más allá de Rodas: la primera es la de Bolos y la segunda es la playa de Nuestra Señora. En frente de esta última se encuentra la playa de San Martiño, en la isla del mismo nombre. Como a esta isla solo se puede llegar en embarcación privada, su playa, grande y hermosa, siempre presenta un aspecto virginal y paradisíaco.
Por último, desde el restaurante del embarcadero sale un sendero que llega a dos pequeñas calas, Muxieiro y Areíña, bastante concurridas.
Senderismo en Cíes
Las islas son pequeñas, pero no tanto como para no disfrutar de lo lindo recorriéndolas. Más aún: un solo día no es suficiente ni de lejos para conocer la riqueza paisajística de la zona, inmensa a pesar de la fatídica introducción en los años cincuenta de especies invasoras como el eucalipto. Las Cíes presentan dos caras bien diferenciadas y en la vertiente que queda expuesta al Atlántico no se encuentran playas caribeñas, sino un ecosistema agreste de acantilados y una naturaleza indomesticable.
Hay cuatro grandes itinerarios naturales perfectamente señalizados: ruta del monte Faro, ruta del Faro da Porta, ruta del Faro do Peito y ruta del Alto do Príncipe. Ahora nos centramos en la primera de ellas, seguramente la más larga y popular.
La ruta parte de la caseta de información y pasa por detrás de la playa de Rodas hasta cruzar a la isla del Faro a través de un dique sobre una laguna espectacular, la Lagoa dos Nenos, llena de peces y algas.
Tras dejar atrás el camping y llegar a otro cruce, a mano derecha empieza una ascensión en zigzag que conduce al faro principal de la isla. Durante la ascensión, la isla de San Martiño, la tercera en discordia, ofrece una de sus más espléndidas panorámicas.
A mitad de la ascensión hay un desvío a la derecha por donde se llega a la Pedra da Campá, una curiosa roca perforada por los salitrosos vientos del océano, y al observatorio de aves. Además de la abundante presencia de gaviotas patiamarillas, las Cíes cuentan con una importante colonia de cormoranes.
Después de casi una hora de ascensión serpenteante se llega al espectacular mirador de Monte Faro. Ojo: el sol pega fuerte en Cíes y a partir de cierta altura los árboles desaparecen. ¡No olvidéis la protección solar!
Cómo llegar y dónde comer
Evidentemente solo hay una forma de llegar: por mar. Son varias las navieras que ofrecen servicio desde Vigo, Cangas e incluso Baiona. De junio a septiembre hay varias frecuencias diarias. También hay ferry en Semana Santa, los fines de semana de mayo y, dependiendo del tiempo, en octubre.
Los billetes se pueden comprar en la Estación Marítima de Vigo. Sin embargo, se recomienda reservar con antelación, especialmente en julio y agosto. La isla de San Martiño es un caso especial: la única forma de visitarla es alquilando una embarcación privada.
Respecto a dónde comer, en Cíes hay tres restaurantes. El camping cuenta también con un supermercado. Si lleváis vuestra comida, debéis recoger los desperdicios ya que en Cíes no hay papeleras.